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Diario

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A por el sol: en el centro de la acción

Ivan Blanco

Let's have it in English

Amarillo, un hashtag, ciclismo y fotos... así es como se gana un fin de semana VIP con Mavic en una de las primeras y más emocionantes carreras de la nueva temporada ciclista: la Paris-Niza.

109 Likes, 4 Comments - Ivan Blanco (@beyuve) on Instagram: "#CoteDAzur weekend rides: always a #racetothesun!"


Vale vale, la verdad es que no es tan simple, añade una pizca de suerte, una alineación de estrellas casi imposible y espolvorea el todo con un poco de pasión ciclista, ah, y subir una foto en Instagram con el hashtag #RaceToTheSun; mira a la derecha. Así es como gané un fin de semana de 3 días con transporte, hotel, comida y un equipación ciclista Paris-Nice de edición limitada para vivir esta competición francesa como nunca antes.

Se cocine como se cocine, la verdad es que agradezco enormemente la oportunidad de vivir tal experiencia junto con los otros 5 ganadores, creo que todos coincidimos en que fue una de las experiencias más inolvidables de nuestras vidas. Aparte de los exclusivos regalos, hemos tenido la oportunidad única de vivir una carrera Pro desde el corazón de la misma: 193,5 km desde Aubagne a Fayence de la etapa 6 de la París-Niza 2017.

Primera etapa de esta aventura, conocer a los chicos de Mavic y compañeros ganadores, normalmente, con carreras que promedian entre 150 a 200 km, llegar al punto de partida de las mismas implica algún viaje sea en tren o avión. Así que no es algo que sueles tener a tus pies... te acuerdas de la pizca de suerte, pues, viviendo en Niza, y con la París-Niza de 8 días en esta misma ciudad, al contrario de la mayoría de los ganadores, mi viaje a nuestro punto de encuentro no implicó ningún avión, sólo 10 minutos... ¡a pie!

Primera cita, Jacques de Mavic y organizador del evento, Anthony (Green) de Gales, el más verde del grupo, Maude de Cannes, autoproclamada tocapelotas, y aún así encantadora, Jean-Pascal nuestro ingeniero de Grenoble y Valentin de cerca de Nancy, gamer nocturno y el peque del equipo. Por lo tanto, sólo nos faltaba uno para el pack de seis. Scott, de Escocia, pero con Lee como nombre de pila y policía de asalto, sí sí, de esos que hacen redadas y que sólo solemos ver en las pelis, más vale portarse bien en su presencia, no hay puertas ni ventanas que lo paren.

Jean-Pascal, Valentin, Me, Maude, Lee & Anthony

Por muy cinematográfico que esto pueda sonar, su llegada no fue de las más fáciles. Debido otra huelga ya habitual de una empresa de transporte francés... si crees que exagero, vente a vivir un año y verás que hay más huelgas de transporte que las veces que cambias de marchas en tu bici… Así fue que sin información previa, pensábamos que era holandés, porque su vuelo venía desviado desde Amsterdam a París y de París a Marsella. Más tarde me comentó que dejó su casa sobre las 8 de ese mismo día , con vuelo a Manchester, luego a Amsterdam y de ahí, París y Marsella a las 8 de la tarde… casi casi habría llegado antes en bici, pero supongo que al final valió la pena.

Con todos finalmente reunidos, tocaba cena alrededor de una gran mesa con nosotros 6 y el resto del equipo Mavic, para conocernos y zamparnos una buena cena. Conocimos a Peyo (lo siento chaval si me equivoco, pero la verdad es que no tengo ni idea de cómo se escribe tu nombre) que se encarga del calzado de los Pros; para los que no lo sabéis, Mavic provee zapatos de bici personalizados a muchos de los corredores profesionales de la Serie Mundial. También nos encontramos con nadie más y nadie menos que el jefe de marketing, Francois, que se sentó justo enfrente de mí y se encarga de la comercialización de Mavic además de ser un ciclista muy aguerrido... descúbrelo en mi próximo post. Otros que nos acompañaron son Antonio, Yves, Patrick y demás integrantes Mavic que hacen posible la asistencia neutral en las carreras Pro.

Cuando un ciclista alza la cabeza y ve amarillo, sabe perfectamente que estará en buenas manos
— Mike Wilson, Mavic Brand Manager, Americas

Como pequeña anécdota histórica, en 1972, en el Critérium du Dauphiné Libéré, a uno de los directores deportivos se le averió el coche, por lo que el presidente de Mavic, Bruno Gormand, decidió prestarle su coche. De esta manera tan simple, y mágica, nació la idea de ofrecer una asistencia neutral en las carreras profesionales y debutó oficialmente un año después, al igual que nuestra aventura, en la Carrera París-Niza.

Con la emoción aumentando cada vez más y más, que mejor que celebrar nuestra suerte con... ¡cervezas! Anthony, Lee y yo nos privamos de una hora de sueño para conocernos un poco mejor y compartir nuestras anécdotas ciclistas.

Despertando en el mismo hotel que los equipos Fortunueo Vital Concept y Direct Energie, éste último con Lilian Calmejane en sus filas y futuro ganador del maillot de mejor escalador, la verdad, no podríamos estar más inmersos en el mundo ciclista. Tras un desayuno rápido nos fuimos directamente ver a cuánta preparación se someten los equipos profesionales… ¡cada día! Habiendo visto ya el duro trabajo al que se sometieron la noche anterior y cómo dejan los coches más limpios que tu nevera tras 200 km de bici… es una estampa de lo más llamativa y hace uno apreciar el gran esfuerzo que hay detrás de cada carrera.

Maude hizo un sprint matinal hacia los autobuses de los equipos y nos saludó con miles de regalos que recibió en su pequeño tour, incluso llegó con el ramo de flores del ganador del maillot de escalador... en ocasiones, ser la única chica del grupo tiene sus ventajas. tras este dulce despertar, nos fuimos a la parrilla de salida de la etapa del día en Aubagne y dimos una vuelta por los autobuses de los equipos, mientras los Pros hacían sus calentamientos por aquí y por allá. El poder llegar con el coche Mavic y aparcarlo justo en frente de la salida ya era de por sí una experiencia única.

También viví un momento de lo más casual y emocional. Volviendo hacia el punto de partida, conocí a Antonio, compatriota murciano de 83 años que vive en Francia desde hace 50 años y debido a problemas de salud no puede viajar de vuelta… buscaba a Contador y obviamente hablamos en español, lo cual le hizo tan feliz que hasta soltó alguna lágrima de emoción por cruzarse con otro español y poder hablar en su lengua materna. Aún sin relación alguna con el ciclismo, se convirtió por valor propio en un o de los momentos más memorables del día.

Con los últimos participantes firmando su asistencia habitual en el podio de partida, nos quedaba poco tiempo para correr hacia los coches de asistencia Mavic y estar listos para el inicio y vivir la carrera desde el corazón mismo del pelotón. Lanzados en uno de los dos coches al frente estábamos allí para ayudar a los escapados cuando sus directores deportivos no se encontraban cerca. Nuestros anfitriones eran Yves y Antonio, éste se ha convertido por derecho propio en una entidad dentro de Mavic y mismo en el mundo del ciclismo, no sólo, ya recorría los circuitos mundiales en los años 80 con el equipo español Kas, sino que ahora ya lleva trabajando con Mavic desde hace 25 años... ahí es nada, ¡un cuarto de siglo apoyando la marca amarilla!

Con todas las anécdotas que nos contaron, escuchar la radio de carrera que nos actualizaba de la situación y posiciones durante la misma, el estar en pleno meollo, uno  comienza a darse cuenta de lo mucho que implica organizar y ejecutar un deporte profesional que carece de estadios. Tanto a nivel de organización como esfuerzo humano, es una hazaña muy destacable que en ocasiones se extiende casi 200 km, necesitando la máxima atención y precisión en cada uno de ellos.

Paisajes, escapadas, agua y más

on unos 10 escapados desde casi los comienzos de la carrera, ello nos dió la oportunidad de seguirlos muy de cerca y ayudarles en varias ocasiones con agua fresca ya que sus directores deportivos no estaban cerca. Cómo no, estos fueron unos de los momentos más destacables del día y dándome la oportunidad de hacer algunas de las fotos más inmersivas; foto izquierda.

Zampándonos un bocata rápido y postre en el coche, cortesía de Yves y Antonio, recargamos nuestras baterías para una carrera muy emocionante. La escapada mantuvo el ritmo de la carrera a un nivel muy alto, dándonos la oportunidad de verlos varias veces, especialmente en los trazados estrechos donde la asistencia neutral de Mavic toman la delantera y precedencia sobre cualquier coche de equipo para poder ayudar a varios corredores a la vez.

Por desgracia, cuando llegamos a la línea de meta no pudimos presenciar el épico esfuerzo de Simon Yates que conquistó el “muro” de Fayence y llegada de la etapa, todo, con casi 20 segundos delante del segundo. Tan rápido como Yates se erigía en el podio, sólo tuvimos tiempo para una parada pipí rápida y al poco nos fuimos en dirección a mi actual hogar: ¡Niza!

Llegados al hotel cerca del aeropuerto, sin siquiera tiempo para una ducha, dejamos rápidamente nuestras cosas y casi casi parecía Navidad con todos los regalos que nos tenía preparado Mavic; foto a la derecha.

Acabamos cenando en un lugar bastante familiar para mí, de hecho, había estado allí sólo 2 semanas antes para celebrar el recién nacido de un amigo entre compis ciclistas. Fuimos al Villa d'Este, ¡y vaya cena!

Sin embargo, el mejor plato de la noche fue la oportunidad de conocer nuestros increíbles embajadores Mavic, Mike Cotty, Nicolas Roux y ex-Pro Fränck Schleck, que se unirían a nuestro desafío en la ciclodeportiva París-Niza. El privilegio no sólo fue poder estrenar la equipación ciclista de edición limitada, sino también el honor de rodar con semejante compañía de élite, además, para mí fue volver a mi primera carrera ciclista que había precedido mi otra aventura de ensueño con la Team Skoda; para más información sobre mi primera carrera vete aquí y sobre la Team Skoda aquí.

Como no podréis aprovechar la cena igual que nosotros ¿qué os parece ver más fotos de esta jornada? Adelante, y ¡qué aproveche!

Bien cargados de carbohidratos de la pasta y con un pleno de emociones de otro día único, era el momento de literalmente recargar las baterías... las de mis GoPros y móvil.

Sólo quedaba una cosa por hacer, ¡cama y buenas noches!

 

Este post forma parte de mi serie A por el Sol, donde podrás descubrir
cómo fue vivir un fin de semana de lo más ciclista como VIP Mavic.
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Louis Caput... cuando el nombre lo dice todo!

Ivan Blanco

Cavendish or Wiggins? Whatever, English is over here

ka•put
(kɑˈpʊt, -ˈput, kə-) del alemán

1. umg roto;estropeado;destrozado, umg

2. (erschöpft) reventadorendido
ich bin total kaputt umg estoy hecho polvo

3. (ruiniert) arruinado
kaputte Ehematrimonio m roto
ein kaputter Typ umg un tipo destrozado, un perdido

4. fig was ist den jetzt kaputt?¿qué pasa ahora?

Fuente: http://es.langenscheidt.com/aleman-espanol/kaputt

 

Éste es el adjetivo principal que resume mi último desafío ciclista... la cicloturística organizada cada año por el club ciclista Etoile Sportive de Villeneuve Loubet cyclisme (ESVL), en honor a la leyenda francesa Louis Caput.

Louis Caput fue un ciclista francés que compitió durante los años 1940 y 50, con un notable historial totalmente contrario al origen germánico de su nombre; campeón de Francia, ganador de la París-Tours o director deportivo son sólo algunos de los éxitos de su carrera.

Con tal aliciente, la cicloturística propuesta por un amigo y a la que me apunté en el último minuto, se perfilaba de lo más interesante. En términos numéricos, hablamos de 146 kms y 2700 m de desnivel acumulado, en una zona de la Provenza que aún no había estado y así poder descubrir otro rincón de esta preciosa región francesa. Como ya tengo hechos más kilómetros en anteriores ocasiones, acepté sin darle demasiadas vueltas, aunque, pobre de mí, mi optimismo a veces me lleva a cierta enajenación mental...

Al igual que con el desafío de la París-Niza (puedes verlo aquí), el optimismo ciclista me juega una mala pasada por razones varias como no alimentarme lo suficiente o no haber estudiado el recorrido suficientemente, encontrándome con subidas inesperadas como la Grave de Peille... y por supuesto, lo mismo sucedió con mi primera Louis Caput.

Con un calentamiento de casi 16 kms para llegar a Villeneuve Loubet, punto de partida de la cicloturística, me reuní con mi amigo Armand, quien en la pasada Triathlon de Cannes se clasificó 41 de 777 participantes, y su otro amigo triatleta Richard para partir juntos en esta Louis Caput. Pero con tales antecedentes, les fue más que fácil perderme en la subida del Col de Vence.

En mi, pequeña, defensa, venía de 6 días intensos en los que no paré de rodar y a un ritmo de lo más fuerte en mis salidas al trabajo, llegando incluso a medias de casi 36 km/h para un total de 280 kms recorridos. Fuera como fuese, este nuevo reto me enseñó mucho a nivel físico como mentalmente para éste tipo de distancias.

La primera parte nos llevó desde el nivel del mar hasta los casi 1000 m del Col de Vence que pasa por la preciosa St. Paul y unos paisajes que parecían sacados del Señor de los Anillos, compruébalo tú mismo:

Con o sin anillo para gobernarlos a todos... mi estado físico ya antes de empezar era de agotamiento total tras mis 6 días sin descanso. Aún a sabiendas de ésto, terco como soy decidí embarcarme en esta aventura de todas formas. Si a ésto le añadimos que mi cabeza iniciaba a jugar una mala pasada y me metía ideas como cambiar de plan y hacer sólo el recorrido de 100 kms, o subir sólo al Col de Vence y volver, o ni siquiera subir más y ya dar media vuelta... con alrededor de 150 participantes repartidos en los 146 kms y sin tener salida conjunta, a no ser que consigas mantener el ritmo de tus compañeros, puede que pases varios momentos solitarios, lo cual no ayuda en este desafío mental.

150 kms, +2500 m y 150 participantes: Louis Caput!

Como violinista que no se ha estudiado su partitura antes del concierto… mi impulsivo registro a la cicloturística me hizo relegar el estudio de la ruta… lo que resultó en unos primeros 90 kms muy duros donde el juego mental se mezclaba con cierta molestia en la rodilla y piernas cargadas, sin embargo, era el sufrimiento que precedía a lo que iba ser una de mis salidas más bellas y alegres que jamás he vivido.

Todo este sufrimiento y el sacrificio se convirtió en secundario cuando primero me encontré con el lugareño Gilles que se conoce la zona al dedillo. El trecho principalmente plano antes del Col de Bleine nos permitió tener una conversación muy agradable a la que se unieron otros dos compañeros de la cicloturística; por encima de todos los kms, las carreras, o retos, una de las mejores cosas de la bicicleta son la gente con la que compartes tus aventuras.

Pero esta nueva subida me relegó de nuevo hacia la parte final del grupo, llegando a perderlos y con la rodilla que por momentos gritaba más fuerte que mi determinación... así que la callé con un poco de agua. Conquistando al final la cima de Bleine, llegué al último punto de avituallamiento donde conocí a Bernard, uno de los organizadores y hablamos de mis cámaras de acción y el ciclismo en general, hasta tal punto, que casi me olvido de recargar las pilas. También conocí allí a Michelle y Olivier, compañeros de trabajo, que hacían la Louis Caput por segundo año consecutivo.

Con el coche escoba de repente pisándonos los talones, nos pusimos rápidamente en marcha y nos dimos cuenta de que estábamos socializando y comiendo más que pedaleando, por lo que chupito rápido de café y allá nos fuimos. Habiendo recuperado las fuerzas y con ayuda de los descensos donde soy bastante fuerte, pronto perdí de vista a Michelle y Olivier. A pesar de ello, la falta de compañía no me privó de la belleza natural que esconde esta región, hasta tal punto que me hizo reír de felicidad y gritar de alegría con los paisajes y pueblos que estaba viendo.

Tan pronto como lo vi, me enamoré de Gourdon, posada sobre su magnífica colina, la carretera parecía envolverla con el mismo asombro que yo, lo que me dió la oportunidad de fotografiarla desde casi todos los ángulos. ¿Qué más podía pedir? Pues un casi-Ícaro en parapente volando libre como un pájaro, y haciéndome recordar que a menudo, las mejores cosas en este mundo están ahí afuera, siempre y cuando, estés dispuesto a dar ese paso extra para llegar a tu meta.

Descendiendo por las sinuosas carreteras de la Provenza, el descenso hacia Villeneuve Loubet fue un auténtico placer y cambió por completo mi perspectiva inicial gracias a los momentos de alegría, camaradería, pasión compartida por la bici y lo que en fin, fue uno de mis momentos ciclistas más felices.

En memoria de Louis Caput, tenemos aquí una muy honorable y recomendable cicloturística gracias al club ciclista Etoile Sportive de Villeneuve Loubet cyclisme.

Merci beaucoup pour cette merveilleuse aventure !

Desafío París-Niza: rodando como un profesional

Ivan Blanco

Let's have it in English

¿Qué aficionado a la bici no sueña con al menos rodar una vez como un profesional...?

803 participantes, hasta 123 kms y más de 2.000 m de desnivel... esto es el Desafío París-Niza

Esta oportunidad llamó a las puertas de los casi 1000 valientes que se inscribieron para el 1er desafío París-Niza del 12 de marzo. Había dos rutas, una casi idéntica a la 7a Etapa y última de la París-Niza; unos agotadores 123 kms y más de 2.000 m de desnivel iban a poner a prueba hasta al más experimentado. Para los menos ambiciosos o sprinters, una versión más corta de 96 kms abría las puertas a una mayor variedad de ciclistas, aunque tampoco debería menospreciarse como alternativa suave.

El ritual del ciclista más avezado no es exactamente lo que los demás mortales consideran Fin de semana... las 10 de la mañana suelen ir acompañadas de ya unos cuantos kms en el contador ciclista. La noche anterior se dedica a comprobar el despertador, dar una lavadita a nuestras preciadas bicis, engrasado de catalina, verificación de frenos, preparar las barritas energéticas y acostarse pronto, siendo éstas sólo algunas reglas antes de un desafío ciclista. Además, la ocasión lo merecía: estábamos a punto de recorrer las mismas carreteras que iban a ser rodadas por algunos de los mejores ciclistas del mundo al día siguiente.

Sinónimo del ciclista: madrugador

Seguridad, comida y café

Lo bueno de participar en una carrera cicloturística no sólo es el placer de compartir la pasión por la bicicleta con otros tantos aficionados, sino que es principalmente la presencia de los muchos voluntarios que se reparten a lo largo de todo el recorrido. Éstos son parte fundamental para garantizar la seguridad de todos los participantes, incluso parando los coches en cruces y rotondas peligrosas, haciendo la experiencia, aún más satisfactoria. Añade a esto los puestos de avituallamiento que ayudan a rodar más ligero y no quedarse sin energía en los momentos más importantes, la posibilidad de tomar una de las bebidas favoritas del ciclista, café o así como un puesto de mecánicos para un ajuste rápido... la pregunta ¿Qué más? Casi sobra, aunque la medalla de honor también se agradece. 

Recorrer los parajes más bellos del sur de Francia, sin embargo, no sería lo mismo sin una foto que inmortalizara tal momento... Centrándome esta vez, más en mi esfuerzo ciclista, la opción de tener a varios fotógrafos a la caza de los participantes era una oportunidad que no podía dejar escapar; el que me conoce, sabe que hago muchas, pero que muchas fotos, pero raras veces me pongo delante del objetivo... Sin salir tan bien retratado como los profesionales, bien ha valido la pena tener una foto así como recuerdo:

Paris-Nice Challenge - © Sportograf 2016

Es una experiencia mágica poder recorrer las carreteras que vieron enfrentarse a profesionales de la talla de Alberto Contador o Ritchie Porte, quiénes lo dieron todo por un puesto en el podio; ambos ya ganaron la París-Niza en anteriores ocasiones y son unos fuertes contendientes para el evento ciclista más grande del mundo, el famoso Tour de Francia. En 2015, la última etapa y llegada al Col d'Eze fue decisiva para el resultado final, y en esta edición no iba a ser menos, convirtiéndola en una de las más excitantes de los últimos años.

Regreso rápido a Niza antes del decisivo Col d'Eze - EquipoTinkoff Saxo

Con la salida y llegada programadas en la magnífica Promenade des Anglais, el Col d'Eze probablemente se haya erigido en uno de los principales actores de esta última etapa. Tras una larga semana como líder y portando el maillot amarillo, Geraint Thomas del equipo Sky tenía ante sí un feroz competidor, nuestro compatriota español, Alberto Contador, del equipo Tinkoff Saxo, quien realizó una de sus mejores carreras.

Cuando 4 segundos lo cambian todo...

La terrible subida Grave de Peille y el ya mencionado Col d'Eze, se convirtieron en los aliados perfectos de Contador, aumentando ahí exponencialmente su posición en la clasificación general. Hasta tal punto, que la prestigiosa victoria se podía casi casi tocar con los dedos... pero por desgracia, la tan deseada no pudo ser. Con tan sólo 4 segundos de diferencia, Geraint Thomas lo dio todo en el último descenso hacia Niza para mantener el maillot amarillo y así la victoria final del París-Niza; esta última etapa y victoria por los pelos, junto con el desafío amateur, hicieron de este fin de semana una de mis experiencias ciclistas más memorables.

Geraint Thomas, ganador de la París-Niza: ¡sólo 4s!

Como aperitivo de los Grandes Tours de este año, la París-Niza y la próxima París-Roubaix son el inicio de temporada perfecto para los aficionados al ciclismo deseosos de ¡ver, tocar y sentir el apasionante mundo del ciclismo profesional!

Disfruta aquí de algunas fotos más:


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